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¿Sabes qué es un manicomio? Entiéndelo y únete a esta lucha!

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¿Qué es un manicomio?

La palabra “manicomio” deriva de los términos “manía” y “tratamiento”, y significa literalmente “lugar de atención para los locos” o “lugar de tratamiento para quienes padecen locura”. En el pasado, esta palabra se usaba para describir instituciones donde se internaba a personas con trastornos mentales con la intención de ser tratadas. También se utilizaron términos como “hospicio” para referirse a lugares que acogían a personas necesitadas, incluidas aquellas con enfermedades mentales.

La oscura historia de los manicomios

Cuando los seres humanos creamos algo, siempre lo hacemos con la intención de generar progreso en la sociedad. Este objetivo muchas veces acaba siendo distorsionado y mal utilizado. Lo mismo ocurrió con los hospitales psiquiátricos, que no surgieron con la intención de ser un entorno negativo. Por el contrario, surgieron buscando servir como las populares residencias de curación, tan habituales para tratar otras patologías en determinadas ciudades, especialmente aquellas consideradas de buen aire y favorables al restablecimiento de la salud general, situadas en la mayoría de los casos en montañas. En este contexto, la aparición de una solución de este tipo para la salud mental era natural. Sin embargo, como si estuviéramos en un cuento de Machado de Assis, la solución se convirtió en problema. Los médicos Simões Bacamartes del siglo XX nunca se dieron cuenta de que estaban locos por admitir a cualquier tipo de persona. No apareció ni una pizca de desconfianza en su conciencia. Simplemente seguían admitiendo a más personas de las que las instituciones serían capaces de albergar, personas sin criterio clínico y en ocasiones sin signos de problemas de salud mental, solo molestaban a alguna persona poderosa o a sus familiares, quienes preferían decir que tenían un familiar enfermo. miembro en lugar de reconocer el deshonor de alguna conducta socialmente inapropiada.

Desafortunadamente, con el tiempo, las instituciones conocidas como manicomios se han convertido en sinónimo de condiciones inhumanas y tratos crueles. Durante siglos, especialmente antes del siglo XXI, las personas internadas en estos lugares eran sometidas a métodos de tratamiento que hoy se consideran tortura. Las condiciones en estas instituciones eran deplorables: la norma era el hacinamiento, la mala higiene y la falta de atención básica. A menudo se inmovilizaban a los pacientes con camisas de fuerza y ​​cadenas y se los mantenía en celdas con barrotes, como prisioneros.

Los métodos de “tratamiento” incluían técnicas brutales como terapia de shock sin anestesia, lobotomías y otras cirugías invasivas que dejaban a los pacientes con daños permanentes. Además, eran comunes prácticas como sangrías y baños fríos. Estas intervenciones no tenían como objetivo una cura, sino más bien controlar y contener los síntomas, exacerbando a menudo el sufrimiento de los hospitalizados.

La sociedad de la época veía a las personas en los asilos como sujetos peligrosos e irrecuperables. Este estigma resultó en aislamiento social y abandono, tanto por parte de las familias como de la comunidad. Las instituciones se convirtieron en lugares de abuso físico, psicológico y sexual, donde los reclusos eran tratados como menos que humanos, sin derechos ni dignidad.

La lucha por el cambio

Después de la Segunda Guerra Mundial, las percepciones sobre el tratamiento de las personas con trastornos mentales comenzaron a cambiar. Los veteranos de guerra han regresado con graves trastornos psicológicos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), y esto ha sacado a la luz la necesidad de métodos de tratamiento más humanos y eficaces. Los profesionales y activistas de la salud mental comenzaron a cuestionar los métodos inhumanos utilizados en los asilos y los movimientos de reforma psiquiátrica ganaron fuerza.

La lucha contra el asilo es un movimiento social y político que surgió para combatir el modelo tradicional de tratamiento basado en la hospitalización en asilos y hospitales psiquiátricos. Este movimiento aboga por la reforma de los servicios de salud mental, impulsando alternativas más humanizadas e inclusivas. La desinstitucionalización, que propone sustituir los hospitales psiquiátricos por una red de atención comunitaria, se ha convertido en uno de los pilares de este movimiento.

Reforma psiquiátrica en Brasil

En Brasil, la lucha contra el asilo comenzó a ganar fuerza en la década de 1980, durante el proceso de redemocratización del país. Inspirado por los movimientos de reforma psiquiátrica en otros países, Brasil inició una serie de cambios destinados a humanizar el tratamiento psiquiátrico. En 2001 se aprobó la Ley N° 10.216, que regula los derechos de las personas con trastornos mentales y promueve la desinstitucionalización. Esta ley marcó un hito en la reforma psiquiátrica brasileña, incentivando la creación de Centros de Atención Psicosocial (CAPS), que ofrecen atención comunitaria e interdisciplinaria, evitando hospitalizaciones prolongadas.

Los CAPS son unidades de salud mental que brindan atención diaria a personas con trastornos mentales graves y persistentes. Promueven la reinserción social de los pacientes, ofreciendo actividades terapéuticas, apoyo médico y psicológico, así como apoyo a las familias. La creación de estas unidades supuso un gran avance en la lucha por un trato más humano y digno.

Acompañamiento Terapéutico

Un aspecto fundamental de la reforma psiquiátrica y de los servicios de salud mental es el acompañamiento terapéutico. Este servicio implica la presencia continua de un profesional de salud mental que acompaña al paciente en sus actividades diarias, tanto dentro como fuera de las unidades de salud. El objetivo es promover la autonomía e integración social del individuo, ofreciendo un apoyo personalizado y adaptado a sus necesidades específicas. El seguimiento terapéutico es una estrategia eficaz para evitar hospitalizaciones innecesarias, fortalecer la red de apoyo social del paciente y garantizar que pueda vivir de forma más independiente y digna.

Desafíos actuales

A pesar de los importantes avances, la lucha contra el asilo enfrenta muchos desafíos. La sociedad todavía carga con un estigma considerable respecto a los trastornos mentales, lo que dificulta que estas personas se incluyan plenamente en la comunidad. Además, existe una necesidad constante de más recursos y capacitación para los profesionales de la salud mental. Las políticas públicas deben garantizar una financiación adecuada y la continuidad de los servicios ofrecidos por CAPS y otras unidades de atención comunitaria.

Otro desafío es la resistencia de algunas culturas y sectores de la sociedad rígidos, que todavía consideran que las personas con trastornos mentales son peligrosas o irrecuperables. La lucha contra el asilo también enfrenta intereses financieros de instituciones que se benefician del mantenimiento de los asilos y del mercado farmacéutico, que a menudo prioriza los medicamentos sobre el tratamiento holístico y humanizado.

El papel de la sociedad y los profesionales de la salud

El apoyo de los profesionales de la salud, los políticos y la sociedad en general es crucial para el éxito de la reforma psiquiátrica. Es necesario concienciar sobre la importancia de tratar a las personas con trastornos mentales con dignidad y respeto. Los profesionales de la salud deben estar capacitados para ofrecer una atención humanizada y eficaz, mientras que las políticas públicas deben garantizar la sostenibilidad de los servicios comunitarios de salud mental.

Únase a la lucha contra la manicomialización

Es crucial apoyar la lucha contra el asilo para garantizar que todas las personas con trastornos mentales reciban una atención digna y humanizada. Participar en esta causa significa luchar por una sociedad más justa e inclusiva, donde todos tengan la oportunidad de vivir con dignidad y respeto.

Conclusión

La lucha contra el asilo es vital para garantizar que las personas con trastornos mentales tengan acceso a una atención adecuada, que promueva su reintegración social y respete sus derechos humanos. Es una batalla continua que busca transformar la forma en que la sociedad ve y trata a las personas con trastornos mentales. Apoyar esta causa es esencial para construir un futuro más humano e inclusivo.

 

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